lunes, 9 de enero de 2017

Las juegotecas en salud como un acto político.


Mg Liliana Zacañino

I Jornadas Juegotecas en Salud

Ponencia presentada en Panel “Las juegotecas en la agenda pública”

2015



Cuando pensamos esta mesa donde nos encontraríamos las Juegotecas que funcionan en el ámbito del GCBA  rápidamente nació el título: Las Juegotecas en la agenda de las políticas públicas. Tres ministerios, tres equipos defendiendo el lugar de lo lúdico en las políticas.

El título de este panel nos remite a un EN... Juegotecas EN… Este EN remite a espacios… nos habla de adentro–afuera; cerca–lejos; tuyo–mío, de todos–de nadie; público–privado, del gobierno–de la comunidad.  Alude a un rincón, una esquina, un pasillo, unas veredas, un comedor, un SUM. Espacios que hemos ido creando, recreando, inventando muchos de nosotros en efectores de salud a partir del deseo y de la necesidad de habilitar lugares donde habite el jugar. Se trata de dispositivos diferentes que sostienen lo lúdico, sin darnos cuenta, la mayoría de las veces, que esos espacios enmarcan actos políticos.

Nuestras intervenciones son un Acto Político en tanto interrumpen la desigualdad, desnaturalizan los lugares inamovibles, desacomodan destinos supuestamente dados. Político, porque abren lugares inéditos y hacen escuchar palabras en quienes parecían no tenerlas. Político, porque emancipan. Político, porque subjetivan.

Cuando el juego irrumpe da voz y permite tener parte, tomar parte y ser parte: participación que potencia y genera igualdad. Jugar constituye un acto de emancipación porque al hacerlo se constituyen los sujetos.

Jugar como derecho.

Hablamos de un derecho que se anuncia desde distintas paredes de las instituciones, un derecho que exige políticas públicas que lo hagan efectivo. Desde el discurso jurídico la existencia de un derecho implica una atribución y abre un campo de obligación. Pero obligación ¿de quién?, ¿del jugador?, ¿de los adultos que deben posibilitar la existencia de espacios y tiempos genuinos de juego?, ¿obligación de transmitir el placer y la pasión por jugar?

¿Cómo es posible pensar políticas públicas que tiñan de juego la vida cotidiana de los sujetos?, ¿cómo decretar en las prácticas diarias la importancia del verbo jugar? 

Nos gustaría proponerles traducir el derecho al juego como derecho a jugar. Este pasaje del sustantivo “juego” al verbo jugar se sostiene en la idea de experiencia como “eso que me pasa”, enunciada por Larrosa. La experiencia me forma y me transforma. La experiencia supone que el acontecimiento me afecta a mí, que tiene efectos en mí, en lo que yo soy, en lo que yo pienso, en lo que yo siento, en lo que yo sé, en lo que yo quiero. No hay experiencia, por tanto, sin la aparición de un alguien, o de un algo, o de un eso, de un acontecimiento en definitiva.  

Jugar, como verbo, se vuelve una acción imprescindible: uno de los elementos básicos para el desarrollo de las personas, ubicándolo en la misma línea que la nutrición, la salud, la  vivienda y  la educación. Proponerles jugar es parte de lo que debemos transmitir, es parte de lo que significa enseñar a ser un sujeto social miembro de una cultura particular.

El verbo jugar no admite la conjunción del imperativo. No se puede ordenar “¡Jugá!”. Es una acción que debe acompañarse, que necesita de una actividad intersubjetiva. 


El juego se aloja en los humanos en un espacio entre el deseo y la necesidad. Eso lo hace muy poderoso e indispensable, a lo largo de toda la vida. Lo podríamos incorporar a la gama de pulsiones básicas: la reproductiva, la alimenticia y la narrativa. No se trata sólo de que las psiques de las personas queden seriamente dañadas si no hay juego en su infancia - jugar es una necesidad- sino que también deseamos el juego, en tanto y en cuanto nos proporciona placer, nos empuja, nos mueve a la acción.



El juego no es sólo cosa de niños.

La comunidad entera está involucrada cuando se habla de jugar. Es una cuestión del presente, del pasado y del futuro. Por un lado, la cultura se transmite por medio del juego, por otro, los niños y las niñas jugando se forman como ciudadanos ya que el jugar se ejercita en libertad y autonomía.

Jugar juntos implica para los jugadores representarse, de forma simultánea y colectiva, el significado de las acciones que cada uno lleva a cabo en el desarrollo del juego, y aceptar la complicidad o reciprocidad que cada juego conlleva. “Esto lleva tiempo, repetición y requiere de jugadores expertos que faciliten la comprensión del sentido. (Sarlé P., Rodríguez Sáenz I., Rodríguez E., 2010).

Pensar el jugar para todos, implica poner la atención en la actitud lúdica: la capacidad de crear un entorno propicio para que el juego despliegue su poder transformador. Tiene que ver con la creatividad, la flexibilidad, el humor, la pasión, el amor, la curiosidad, la empatía, la comunicación. Definimos la actitud lúdica como aquel gesto o mirada que llega al destinatario invitándolo a ingresar a una atmosfera lúdica. “Es no estereotipar, es mover el orden de las cosas, inventar caminos, transformar la mirada, simbolizar, movilizar reglas, convenir, crear, que en última instancia, es, al fin, la gran operación del sentido…”  señala González (2007) 


Programa Juegotecas en Salud: sus acciones como acto político.


Volvamos a nuestra primera idea acerca de los espacios… Tradicionalmente cuando se nombra una institución de salud se la relaciona con la enfermedad. La apuesta es, entonces, recuperar la dimensión de niño-sujeto, adulto-sujeto más allá de un cuerpo enfermo a ser sanado. Sostenemos la idea de que quien no puede jugar enfermará irremediablemente. Se trata de concebir a los espacios de juego como espacios de salud. 

El Programa Juegotecas en Salud, del Ministerio de Salud del GCABA, surge como una propuesta que impulsa todas las acciones que permitan el acceso al juego, que difundan su valor, que se comprometan con su promoción. Nuestro desafío es resignificar  la actitud lúdica en los espacios de salud. En otras palabras, el Programa sostiene el desarrollo de actividades que entrañan aceptar la consigna de dar lugar a la posibilidad de jugar en cada uno de ellos.

 Nuestro Programa tiene la característica de haber nacido de experiencias que ya se desarrollaban en espacios lúdicos en diferentes Centros de Salud. Las juegotecas que ya funcionaban necesitaban tener una reglamentación que le diera marco a sus prácticas. A partir de encuentros entre referentes de algunas de ellas, se fue construyendo el Programa que da legalidad y amparo a todas las Juegotecas existentes, incluyéndolas como política pública.

Durante estos años de trabajo nos preguntábamos cómo hacer para estar en las agendas públicas, cómo “abrir cancha” en las instituciones de salud. Hemos encontrado dos territorios fundamentales para lograrlo: la Semana del juego y la salud y  los dispositivos de formación de los profesionales.

La Semana del Juego y la Salud implica aceptar la consigna de instalar la posibilidad de jugar en cada uno de los efectores de salud durante siete días: detener durante un rato la cotidianeidad de los hospitales y centros de salud. Se trata de nada más ni nada menos que irrumpir en la rutina cotidiana de las prácticas que se desarrollan en Salud con algo de lo lúdico. Cada espacio a su modo propone detenernos a jugar....Por un rato, fichas, tableros, rompecabezas, juegos de palabras circulan por halls y pasillos de las instituciones.

Otra desafío fue abrir  y sostener espacios de formación para los profesionales, donde resignifiquen el lugar del juego en la salud. Donde al mirarse y encontrarse con otros colegas lúdicamente se produzca un nuevo conocimiento que transforme nuestras prácticas. 

Nuestra convicción es que todos los sujetos construyen el conocimiento como respuesta a problemas desafiantes para ellos y por la interacción con el objeto de conocimiento y con otros sujetos. Esta afirmación nos condujo a preguntarnos  ¿Cuáles son las interacciones que son necesarias o conveniente propiciar cuando se trata de formar profesionales en relación con lo lúdico?  ¿Cuáles son los problemas que resultan desafiantes en el jugar?

En las capacitaciones asumimos el reto de lograr interrogar las prácticas en Salud, desafiar las rutinas, plantear nuevos problemas, instalar nuevos debates, recuperar historias lúdicas e iniciar otras; transmitiendo saberes y experiencias. 

Utilizamos como estrategia formativa las situaciones de “doble conceptualización” es decir el juego como centro de la escena para luego poder conceptualizar tanto lo jugado como las características de la situación en la que han participado, tomar conciencia de cuáles son las acciones/intervenciones ineludibles cuando se trata de un espacio lúdico en instituciones de salud. Es decir, las propuestas lúdicas que se desarrollan en las capacitaciones constituyen la herramienta privilegiada para la formación de un coordinador de Juegotecas. Permite abordar la complejidad del objeto que se quiere estudiar. 


Ambos dispositivos nos han permitido ubicar los espacios lúdicos en las agendas públicas. El programa ha potenciado las Juegotecas existentes, sin embargo aún no es reconocido como programa central por todos los efectores de salud ni se promueve una reglamentación que lo fortalezca.

Después de 12 años, hoy estamos aquí compartiendo estas reflexiones con ustedes en estas primeras Jornadas porque como dice Pessoa  "De todo, quedaron tres cosas"


la certeza de que estaba siempre comenzando,
la certeza de que había que seguir
y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.
Hacer de la interrupción un camino nuevo,
hacer de la caída un paso de danza,
del miedo una escalera,
del sueño un puente,

 de la búsqueda…un encuentro.




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EL JUEGO COMO ARTICULADOR Briglia, Julieta (Lic. en Terapia Ocupacional); Fuertes, Laura (Lic. Kinesióloga fisiatra); Nowotny, Alexia (...